63 criarla y que era hora de que algún hombre la mantuviera. La niña tenía doce o trece años. Al terminar de explicar su situación rompió a llorar desconsoladamente, y entre sollozos repitió que no quería irse con ningún hombre, que deseaba seguir en la escuela y que si la iban a vender prefería irse de su casa y trabajar para sostenerse.